La osteoporosis y la fisioterapia
Esta semana, el día 20 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Osteoporosis. Con motivo de esta festividad, os contamos un poco en qué consiste esta enfermedad y como tratarla desde el campo de la fisioterapia.
Qué es la osteoporosis
Con el paso de los años, el tejido que forma los huesos se vuelve más débil. Este problema se agrava especialmente en algunas personas, que sufren una aceleración en la disminución de la densidad del tejido óseo, dificultando su día a día.
Esta pérdida prematura de la densidad de los huesos se conoce como osteoporosis, y a día de hoy es una de las enfermedades más extendidas y problemáticas por que interfiere directamente en la vida cotidiana de las personas que la sufren, provocando dolores intensos, incapacidad para desenvolverse por sí mismos e incremento del riesgo de sufrir fracturas graves.
Causas de la osteoporosis
La principal causa de la osteoporosis es la falta de calcio debida a los hábitos poco saludables que llevamos en la actualidad: ausencia de ejercicio físico, mala alimentación, estrés, etc. Los factores hormonales también influyen en la aparición de la osteoporosis, tanto para hombres como para mujeres.
Tipos de osteoporosis
La osteoporosis puede clasificarse en diferentes tipologías diferentes:
- Primaria idiopática juvenil: se inicia en niños de entre ocho y catorce años.
- Primaria del adulto joven: se da en hombres jóvenes y mujeres premenopáusicas (a veces tras el embarazo).
- Primaria postmenopáusica: se manifiesta en mujeres de entre cincuenta y setenta y cinco años.
- Primaria senil: hombres y mujeres de más de setenta años, relacionada con la inmovilización y sedentarismo.
- Osteoporosis secundaria: todas aquellas que derivan de otras enfermedades y sus tratamientos.
Tratamiento fisioterapéutico de la osteoporosis
La fisioterapia es una disciplina que avanza constantemente en el desarrollo de tratamientos dirigidos a tratar la osteoporosis, tanto en el plano preventivo como en el terapéutico.
La mejor forma de combatir la osteoporosis es prevenirla mediante diferentes acciones, una de ellas la fisioterapia acompañada del ejercicio físico, alimentación y seguimiento médico. El tratamiento preventivo fisioterapéutico tiene que ser especialmente diseñado para cada paciente en función del tipo de osteoporosis, las características del paciente, el grado de desarrollo de la enfermedad, el dolor, etc.
De estos, el tratamiento preventivo de la osteoporosis es el más eficaz y contempla tanto una serie de consejos médicos aplicables a la vida cotidiana (evitar levantamiento de pesos, zapatos adecuados, trabajar la higiene postural, realizar estiramientos, practicar deportes como el ciclismo, mantener una dieta personalizada, etc.), como diferentes tratamientos fisioterapéuticos:
- Magnetoterapia: la magnetoterapia es una técnica que se emplea también en el tratamiento de la artritis y de fracturas óseas. Esta terapia mejora notablemente la densidad del hueso y reduce el dolor.
- Ejercicio terapéutico: recomendable también de forma preventiva, y sobre todo en caso de inmovilización y reducción de la actividad. Ejercicios orientados al fortalecimiento del músculo o ejercicios de equilibrio. Es importante coordinar los ejercicios terapéuticos por un fisioterapeuta.
- Educación postural: al igual que en el caso anterior, es imprescindible contar con la supervisión de un fisioterapeuta en el diagnóstico y planificación de la terapia: posiciones asistidas por el terapeuta y destinadas a controlar la deformación de los huesos y eliminar el dolor.
- Técnicas de relajación: encaminadas a reducir el dolor de los pacientes a través de diferentes técnicas.
En NOGA Fisioterapia, insistimos en la importancia de poner la patología en manos de un profesional que realice un diagnóstico preciso de la enfermedad, que diseñe un tratamiento holístico y personalizado para cada paciente y que lleve a cabo un seguimiento periódico de su evolución y desarrollo.
Y, como decimos anteriormente, es imprescindible mantener unos hábitos de vida preventivos. Sobre todo, si nos encontramos en un grupo de riesgo, como las mujeres postmenopáusicas de entre cincuenta y setenta y cinco años.
